Yo sé el por qué de tu bronca.

lunes, 22 de noviembre de 2010 · 0 comentarios


 
¿Por qué te calentás? 
Si el día por fin 
nos perteneció a todos,
a los que queremos la Patria Grande,
a los que elegimos la libertad
antes que la opresión,
muy a pesar de estar presentes
muchos de los que venían ocultando
esta batalla entre días comunes,
muchos cipayos que sufrieron
al ver a un gobierno Nacional y Popular
hacer de este día olvidado
el día más argentino,
el día de mayor identidad,
el día de la memoria
por esos nuestros 
que murieron
para que no fuéramos otros.

Yo sé el por qué de tu bronca.
El ver tantos gorilas juntos
en espacios pertenecientes
a la gente de genuina militancia,
a los que embanderan su pasión
a los que embargan su tiempo
para ser agradecidos
esperando la simpleza 
de un saludo de reconocimiento,
esos que no se habían confundido
cuando eligieron defender este colectivo.

Yo sé el por qué de tu bronca.
El ver tantos hipócritas trajeados juntos
que solían estar a la vera de la ruta
en apoyo a los que eructaban de llenos
entre queja y queja,
entre llanto y llanto mal actuado.
y que siguen mintiéndole al pueblo 
al esconder que trabajan todavía
para los grandes poderes económicos.

Yo sé el por qué de tu bronca.
Porque no podés creer todavía
que se les haya pasado de largo
esa falta de respeto 
esa burla a propósito
hacia las Madres de Plaza de Mayo
al permitir que un "colaborador"
de la última dictadura militar,
un tremendo hijo de puta,
estuviera de cuerpo presente
con la cinta amarilla en su muñeca
que lo autentificaba como periodista,
esa misma muñeca 
con la que señalaba y decidía
quien era subversivo y quien no,
quien desaparecía y quien no.
quien seguía vivo y quien no.

Yo sé el por qué de tu bronca.


Nota: En el Acto de conmemoración de la Batalla de Vuelta de Obligado, se hicieron presentes personajes impresentables, que pretenden subir a este colectivo, cuando antes intentaron por todos los medios de frenar su viaje.
Entre ellos se encontraban Monfasani, actual presidente del Partido Justicialista y concejal, quien en el conflicto con el campo defendió la postura egoísta de la mesa de enlace. Quién tomó la decisión de llevar como segundo concejal, a un acérrimos anti k y antiperonista como el Dr. Artenzio, quién no dudaba al hablar por los medios, en invitar a votar a De Narvaez, dejando de lado a nuestro candidato, el inolvidable Néstor.
También estuvo presente el Intendente de la vecina ciudad de Baradero, Carossi, quien a pesar de presentarse ante los medios como un verdadero ultra K, por debajo se le reconocen muy buenas relaciones con los poderes económicos del sector del campo, también una muy buena amistad con el procesado César Scollo, quien participara en la última dictadura militar como entregador. Dicho Intendente semanas atrás había afirmado que no quería que sus ciudad se convirtiera en San Pedro, que está plagada de paco, marihuana y cocaína.
Otro que concurrió fue Carlos Rotundo, eterno candidato. Eso solo, eterno candidato, que no comparte para nada el modelo de gobierno, y quién más de una vez se ha presentado como un opositor a las ideas del Kirchnerismo.

Estos últimos mencionados, menos Scollo, pueden decirme que era un acto de la Soberanía Nacional y que nos pertenece a todos, pero no por eso van a dejar de ser hipócritas con claras intenciones de subirse a este colectivo que antes intentaron frenar.
Dije menos Scollo, y tiene una razón. Este hijo de puta es un tema aparte. Este ser siniestro con su presencia en el acto, no hacía más que contribuir a la burla a las Madres de Plaza de Mayo que estaban en el mismo. Su presencia era una provocación hacia el inmenso dolor de quienes todavía buscan a sus hijos. Esta persona disfrazada de periodista, se ufanaba en un medio de Baradero, de ser quien señalaba a otras personas como supuestos subversivos. Este hijo de puta tenía en sus manos la decisión a su antojo de decir quien vivía y quién no.
Procesado y todo, se presentó en el acto.
Esto es una de esas cosas que no puede volver a pasar.

La batalla de Obligado

viernes, 19 de noviembre de 2010 · 1 comentarios

¿NOS DESASNAMOS UN POCO?

Batalla de Obligado.

En estos últimos dias, escuché algunas madames sampedrinas reclamar por todo el oba oba de este 20 de noviembre con motivo de la visita de Cristina, la Presidenta Coraje. “Me tienen podrida...” “¿y todo porque viene esa mujer?” Ni precisan de yarará para envenarse, sólo con morder la lengua ya está. Pero la cosa no va por ahí. Escuché buenos argumentos sobre la belleza del lugar, Sobre la importancia de ser noticia “nacional”. Y para gran parte de los que concurran, ese será realmente el contexto. Por eso me propuse postear el contexto de esa batalla, porque estoy seguro que la inmensa mayoría no tiene idea, o lo que es peor, tiene ideas deformadas sobre el asunto.

CONTEXTO HISTÓRICO

La Batalla de Obligado es una de las tantas que se realizaron dentro de un período conocido como
LA GUERRA GRANDE
La Enciclopedia nos dice:
Guerra Grande es el nombre que contemporáneos de los hechos e historiadores posteriores han dado al conflicto que se produjo en el área del Río de la Plata entre 1839 y 1851. Los beligerantes fueron los federales argentinos, liderados entonces por Juan Manuel de Rosas y aliados de los blancos del Uruguay, encabezados por Manuel Oribe, y los unitarios aliados de los colorados. El conflicto trascendió ampliamente la colectividad propia de las repúblicas platenses y contó con la intervención, diplomática y militar, del Imperio del Brasil, Francia e Inglaterra, además de la participación de fuerzas extranjeras (italianos de Giuseppe Garibaldi, españoles, franceses) algunos de los cuales actuaron en condición de mercenarios. Se jugaron en ella intereses e ideas diversas, lo que hace que la cabal comprensión del hecho sea compleja.
Vamos a la infografía;













¿Lo entendió, no es cierto? En el Uruguay, colorados contra blancos. En la Argentina, unitarios contra federales. Ahí los brasileros, tanto sea el Imperio como los separatistas de Río Grande do Sul, intentan meter la cuchara. Por supuesto, apoyando a los colorados uruguayos y a los unitarios argentinos.
Y para ponerle la frutilla al postre, vienen los grandes imperios europeos, ávidos por tener el dominio de navegación de los ríos, muiy preocupados por la pelea entre Buenos Aires y Montevideo. Pobrecitos! ¡Qué buenitos!!
Los de afuera, nunca consiguen entrar si no hay alguien de dentro que los llame. Son las cosas que, en la historia trucha contada por los vencedores, nadie dice la verdad de la milanesa ni es capaz de elaborar una autocrítica, o reconocer alguna falla.

No voy a entrar en detalles sobre la propia batalla de Obligado. Pero miremos el cuadro:













Fue una victoria pírrica de la armada anglo-francesa, que consiguió pasar y subir río arriba. Pero Francia y el Reino Unido se vieron obligados a aceptar la soberanía argentina sobre los ríos interiores.
Río Paraná a la altura de Obligado

Soberanía es una cuestión de concepción política. Doña.Rosa o aquellas señoras que llaman al programa de la Radio para decir asneras no entienden que son las grandes políticas soberanas las que permiten a un país crecer y desarrollarse. No sólo en la economía, sino fundamentalmente en lo social y en lo cultural.
Sólo se construye sobre la verdad, nunca sobre la mentira. El afán de saber cómo fueron las cosas no es simplemente por curiosidad o por chusmerío. Es para aprender a entender la realidad que vivimos. Porque hoy como entonces, hay quienes defendemos nuestra identidad y nuestra soberanía, mientras otros prefieren las relaciones carnales en nombre de los principios republicanos y la mierda en coche. No es necesario nombrar a ninguna de esas figuritas repetidas. Por sus frutos los conocemos. 



El diario de Massera

domingo, 14 de noviembre de 2010 · 0 comentarios


Il Corriere della Massera

 
El comienzo del fin, al menos en lo que me concierne, tiene lugar un día de 1977 cuando el gobierno militar interviene el diario La Opinión. Su director, Jacobo Timerman, está secuestrado quién sabe adónde y su jefe de redacción, Sajón, ha muerto en la tortura. Una tarde llego al diario (soy redactora del Suplemento Cultural) y me clavo en mi sitio, parpadeando: hay tanques del Ejército rodeando el edificio. ¿Tanto despliegue por nosotros? Qué exagerados. No bien entro, mis compañeros de la redacción, o lo que queda de ellos (los efectivos aparecen raleados por causas varias, renuncia, muerte violenta, desaparición forzosa), me cuentan que el interventor es un general de nombre Goyret. La reacción alérgica no se hace esperar: de repente los ojos se me ponen como dos huevos duros. Le pido permiso al uniformado de la puerta para irme a casa y andando reflexiono: “Esto se acabó, hay que subirse a un avión y rajarse lo más pronto posible. A París”, agrego esperanzada, como si el hecho de no contar con medios suficientes como para llegar ni a Chascomús fuera un dato olvidable.

Tiempo después, ya en 1978 y bajo el mando de otro interventor militar, un alemanote llamado Ferman que nos hace escribir a paso de ganso, un colega me anuncia que el cierre de La Opinión ya tiene fecha y que Hugo Ezequiel Lezama, el director de Convicción, nuevo periódico que pronto estará en la calle, intenta reclutar a algunos redactores del diario de Timerman, entre los que me cuento. Todos sabemos quién se oculta detrás de esta campaña de seducción que incluye la de quedarse con nuestras despelusadas plumas, pero también con nuestros lectores: Massera. El almirante acaricia sueños grandiosos. Políticamente quiere ser el nuevo Perón y periodísticamente el nuevo Timerman. Hasta tal punto lo sabemos, que al nuevo diario lo hemos apodado “Il Corriere della Massera”. “Qué lástima, no voy a poder –le contesto como con pena– porque me estoy por ir. A Europa.” La respuesta es tajante: “Hugo Ezequiel te espera en su casa tal día y a tal hora. Yo que vos no faltaba”.

De modo pues que, recordando la frase de mi abuela, “el miedo no es sonso”, me visto y voy. Avenida del Libertador, policía en la puerta, amansadora en un living con una gigantesca reproducción de la fragata Sarmiento y, distribuidas por los sillones como al desgaire, armas. Un gordo entra en la habitación, señala divertido el armamento y dice: “Disculpe, los muchachos se olvidaron unas cositas”. Después se instala bajo un enorme crucifijo clavado en la pared, consulta un papel invisible, escondido entre el escritorio y la barriga, y arranca suavecito: “Yo a usted la quiero para el diario, me gusta cómo escribe, mire, ya tengo el organigrama completo con su nombre –me muestra un gran cartón con cuadrados llenos de nombres donde, efectivamente, figura el mío–, usted va a ser reportera estrella, me va a cubrir tanto una presentación de un libro como un partido de rugby. Pero –nueva mirada al papel depositado en su abdomen– su situación está muy encarajinada, m’hija. Acá tengo su ficha del Servicio de Inteligencia, usted me ha publicado unos cuantos libros comunistas, La mujer en la novela rusa, cosas así. Después parece que se calmó, sus rastros se me pierden en 1958, ahora tan zurda ya no parece”. “Servicio de Boludez será –me le encocoro–. Ese libro salió el año de mi nacimiento, ¿usted me cree tan precoz? La autora es mi mamá, Alicia Ortiz.” (Esta afirmación de la escritora en su diálogo con este hijo de puta, es una muestra más de como el sistema que usaban, ese servicio de "inteligencia" a cargo de burros hijos de remil putas, sirvió para que se cargaran a mucha gente, que ni siquiera supieron porque se los llevaban.)

Lezama admite su error. Sin embargo persiste: “Bueno, voy a hacer arreglar su ficha pero, igual. Parece que usted anda medio amiga con los yugoslavos de la embajada, ¿piensa viajar a Yugoslavia?”. “Y, sí, eso pensaba, me interesa la autogest...” “Entonces a la Argentina no vuelve, m’hija. Hágame caso que papito sabe, si se va a Yugoslavia usted acá no vuelve a pisar. ¿Tanto le gustan las embajadas?, yo le puedo presentar a unos diplomáticos norteamericanos, si quiere, créame que le conviene más.” Sigue mirando la ficha. “¿Es judía? Bueno, no importa, yo no tengo problema. ¿Tiene una hija? Espero que sea de su marido.” El interrogatorio prosigue dentro del mismo estilo, hasta la frase final: “Ojo que el puesto es para usted, acá la espero, después no me venga con macanas, mire que yo soy muy bueno pero...”. Estoy por tomar el ascensor cuando, a manera de adiós, vuelve a asomarse y me grita: “Y usted, de todo esto, en La Opinión muzzarella, ¿eh?, no sé si queda claro”. En el espejo me veo de un violeta subido. Pienso que si para conchabarme de reportera estrella me trata así, qué sería si me metiera presa.

En La Opinión me esperan con ansias para conocer el resultado del encuentro. Varios otros colegas están citados, no todos. El organigrama es selectivo, Lezama tiene sus gustos. Se rumorea que es un esteta, tiene un pasado poético, una vez fue al puerto a recibir a Juan Ramón Jiménez que venía de Nueva York, gritando a voz en cuello junto con otros poetas “¡Juan Ramón, Juan Ramón!”. Sin dudarlo un instante e ignorando sus momentos gloriosos desobedezco sus órdenes y bato todo. No se me olvida nada, las armas, el crucifijo, la Inteligencia, Belgrado, papito sabe, y la judía, y la hija, y muzzarella, especialmente muzzarella. Todos palidecen, unos dudan, cavilan, varios agachan la cabeza, el trabajo no abunda, tras el cierre de La Opinión nos quedamos en la calle, si eligiéramos a nuestros patrones nos moriríamos de hambre. El único que reacciona con ardor es Danilo Manzini, tan gordo como el otro pero él simpatiquísimo. Se pone del mismo color que me observé en el espejo del ascensor y vocifera: “Yo nunca trabajé para los fachos y no voy a empezar ahora”.

Antes de irme a París con mi hija de trece años, dos valijas y los 2000 francos de la bequita francesa (los dos boletos de ida sola me los regala de su bolsillo el periodista Emilio Perina), me llegan ecos de la reacción de Lezama al enterarse de que he desoído su admonición quesera. El colega de marras me desliza: “Está furioso porque te deschavaste, es cierto que con vos se le fue la mano, pero no es ésa la imagen que quiere dar, y su jefe tampoco”. Le respondo que si Massera y los suyos pretenden seducirnos, agarrarse a la intelectualidad progre y mostrar guante blanco, deberían tomar lecciones de urbanidad y buenas maneras con el conde Chicov.

Pasan los años o los siglos, no sé, en el extranjero se pierde la medida del tiempo, y un día inicio una investigación con vistas a una novela, uno de cuyos personajes es Alberto alias Mengele, el médico de la ESMA que asistía a las prisioneras en sus partos. Nadie sabe quién fue. Torturador voluntario y fervoroso masserista, ni siquiera formaba parte de la Marina sino que martirizaba por gusto. Parece que era dermatólogo, pero las embarazadas lo fascinaban y los fetos también (se decía que les pasaba corriente en el vientre de sus madres). El seudónimo se lo había puesto por su cuenta, a él le encantaba llamarse así, Mengele.

Remuevo cielo y tierra, en París y en Buenos Aires, para encontrar alguna pista, y nada. La única que lo ha conocido de cara es Sara Solarz de Osatinsky, que vive en Suiza. La llamo por teléfono. “Mengele –susurra–. Las chicas lo veíamos porque cuando nos llamaban para ayudar en los partos nos sacaban la venda de los ojos. Era alto, fornido, morocho y... horrible, es todo lo que te puedo decir.” Dado que en ese tiempo, gente horrible había de sobra, renuncio a identificar al Angel de la Muerte local y abandono mi búsqueda. Pero antes, por las dudas, entrevisto también a Alberto Girondo, que militó en Montoneros y está en París.

El tampoco sabe nada del divino doctor, apenas que ha existido. Como la charla deriva hacia “Il Corriere della Massera”, Girondo me cuenta que muchos artículos de ese diario fueron escritos por periodistas secuestrados en la ESMA. Entre sesión y sesión de picana, trabajo esclavo. Así que, de haber aceptado el tentador ofrecimiento de Lezama y de su ensoberbecido patrón (si no nos despertara el más intenso aborrecimiento, imaginarlo tomándose por un compendio de líder carismático con periodista brillante nos haría matar de risa), yo habría compartido mis tareas de reportera estrella con habitantes de un mundo subterráneo, acaso prometidos al vuelo en el helicóptero y a la piedra en los pies.

Nos quedamos callados, Girondo y yo. Estamos en un bar de Saint-Germain y, por poblar el silencio, le saco a relucir mi modesta historieta, francamente ridícula en relación con los tormentos sufridos por tantos otros, motivo por el cual nunca me he declarado exiliada política: es un título que me queda grande. El me mira con una suerte de dulzura. “Lo seas o no, después de esa conversación no tenías más remedio que tomártelas –murmura–. A Lezama no se le fue la mano con vos, lo hizo a conciencia. El doblete de Massera y de su gente siempre fue el mismo, seducir por un lado y amenazar por otro. O aceptabas y te tenía para un fregado como para un barrido, o te ibas y chau. Lo que él no se imaginó fue que abrirías la boca delante de todos. Lo pusiste en descubierto, ahí sí que en serio te convenía no volver.”

Mientras duró su diario, Massera abogó por ese algo indiscernible a lo que dio en llamar la “malvinización” de la Argentina. Quién sabría qué era la malvinización. En todo caso, no sucedió. Poco después de la salida del “Corriere”, la guerra de las Malvinas terminó con la dictadura, con el diario y con él. A la distancia de los años, o de los siglos, a esos papis tan vivos que nos tocaron en suerte me dan ganas de machacarles, aunque sea postmortem, que sus servicios no fueron de inteligencia como ellos mismos quizás se lo creyeran, y que tuvieron, nomás, la ficha equivocada. El gordo Lezama no sé cómo murió, espero que mal, pero la vejez y la muerte de Massera, con la baba chorreante por esa pera caída, otrora puntiaguda y desa-fiante, es la perfecta contracara de lo que ambos pensaron ser: astutos maquiavelos dueños del mundo. Algo debe de haber fallado en ese siniestro organigrama, en apariencia tan bien ordenadito, algo que termina inevitablemente en la boca babeante y el pantalón cargado. Mamita sabe, a mamita este cuento le costó una vida entera de viajes sin retorno, para ella y para sus descendientes, pero mamita siempre supo que estos criminales con la frente obtusa y la mandíbula terca conocerían el infierno en vida. Lo supo porque se los deseó con ganas, y porque no hace falta ser bruja para adivinar que el odio conjunto de un país entero, un odio justo, civilizado y sin venganza, un odio cotidiano y tenaz, termina por aflojar la quijada y el esfínter del más pintado.

* Escritora

La ilegalidad institucional

sábado, 13 de noviembre de 2010 · 3 comentarios

Es hora de que la derecha en la Argentina se haga cargo de una realidad incuestionable. Ya que sigue llenándose la boca con las palabras democracia, república, instituciones, tiene que asumir una aberración de la cual es responsable y que ha acarreado enormes males para el país. Entre el 16 de septiembre de 1955 y el 12 de octubre de 1973 la República Argentina vivió en estado de ilegalidad institucional. Esta ceguera, esta obstinación, este odio, parecieran a veces no poder explicarse. Uno, que lo ha vivido, acaso se haya acostumbrado al clima de esos tiempos y a esas modalidades. “¿Por qué no puede venir al país Perón?”, era algo que no se preguntaba. Todos sabían la respuesta: “Porque los militares no lo dejan”. Nadie preguntaba por qué. No hace mucho, sin embargo, vi por televisión al joven ensayista Lucas Lanusse explicar la caída de Frondizi. Y cuando dio el motivo determinante les dijo a los teleespectadores: “Ustedes hoy no lo van a creer. Pero todo fue porque el 18 de marzo de 1962 el peronismo había ganado las elecciones provinciales y eso no podía ser tolerado por el Ejército. Se anularon las elecciones y el día 29 Frondizi es arrestado y enviado a Martín García”. Lucas Lanusse tiene razón. Alguien, cualquier joven, aunque sea argentino, al que hoy se le dice algo así no lo puede creer. ¿Qué pasaba? Intentemos explicarle la situación a un extranjero. “Vea, en la Argentina había un partido totalmente mayoritario. Pero su líder no podía volver al país. Ni su nombre podía ser pronunciado. Los militares les cedían el gobierno a algunos civiles que lo aceptaban, transformándose en cómplices. No bien estos civiles otorgaban nuevas elecciones ganaba el partido proscripto. Entonces los militares echaban a patadas a esos civiles y empezaba de nuevo la farsa.” Seamos insistentemente claros: obstinadas por excluir al peronismo de la vida institucional, las clases altas mantuvieron al país en situación de ilegalidad durante 18 años. A ver si entienden esto los señores que se adueñan de palabras que han pisoteado. Había otros caminos. En principio, el general Lonardi ya había dicho su célebre “Ni vencedores ni vencidos” no bien triunfó el movimiento sedicioso que  encabezaba. Muchos sabían que el camino más racional era el de no proscribir al peronismo. Pero no. La trampa consistió en identificarlo con el nacionalsocialismo y –de este modo– así como los nazis estaban prohibidos en todos los lugares del mundo debía estar prohibido el peronismo en la Argentina. Esta ceguera pudo haber durado dos años, tres. Se eternizó. La Revolución Libertadora se denominó a sí misma (además de “Libertadora”) “gobierno provisional”. Su nombre completo era: “Gobierno Provisional de la Revolución Libertadora”. No, de ninguna manera. Seamos, otra vez, contundentemente claros: la “Revolución Libertadora” no sólo no fue un “gobierno provisional” sino que gobernó el país durante 18 años. ¿Está claro? Tuvimos 18 años de “Revolución Libertadora”. Todo se hizo según la ideología de la Revolución Libertadora. Si Aramburu fue quien desplazó a Lonardi para implantar el feroz antiperonismo que se adueñó largamente del país, su determinación de desperonizarlo se mantuvo inalterable. Ya sea para desperonizarlo como para evitar que se peronice. El Decreto 4161 nunca se derogó. Siempre estuvo vigente. La Argentina vivió 18 años bajo el imperio de ese decreto. Se pudo nombrar a Perón, de acuerdo. Pero el peronismo no podía ingresar al ámbito institucional. Si lo esencial del Decreto 4161 era expulsar al peronismo de la polis ese decreto duró 18 años. Además, el repugnante escamoteo del cadáver de Eva Perón se mantuvo inalterable. Todo esto lo determinaba el odio y el miedo. Evita en el país los hacía temblar. Las masas acudirían a cualquier lugar en que la enterraran y sería imposible contenerlas. Las masas –a esta altura de la Guerra Fría, de la Doctrina de la Seguridad Nacional– no sólo eran el peligro del “peronismo” sino el del camino al comunismo, ya que las masas para las clases altas y los militares son sinónimo de marxismo, de disolución, de peligro. ¿Hay alguna autocrítica por esto? ¿Alguien ha pensado la violencia extrema que esto implicaba? Si José Claudio Escribano quiere creer que con la muerte de Aramburu “se abrió formalmente un largo período de violencia en la Argentina” puede creerlo. Pero está equivocado o miente o elabora el esquema ideológico que le permitirá defender los intereses que defiende. La muerte de Aramburu no inaugura el período de violencia en la Argentina. Lo inaugura, suponiendo que la violencia se inaugura en algún momento en lugar de haber estado siempre presente, el bombardeo de 1955. Pero sobre todo: es la violencia institucional la que arroja a la juventud a la violencia. También a los obreros, a los sindicalistas, a los hombres del Cordobazo, del Rosariazo, del Mendozazo. ¿Cómo es posible pretender amordazar a un país por 18 años y que algo no estalle? ¿Cómo pudieron ser tan torpes, tan brutos, cómo pudieron odiar tanto, temer tanto, perseguir tanto? El Sistema de Exclusión del Peronismo (SEP) buscó mantenerse a cualquier precio. Se burló de todos y de todo. Tuvo miles de responsables. Todos son cómplices. Los que hicieron la Junta Coordinadora. Los que hicieron la Reforma Constitucional. Los “partidos del comisario” como la Unión Cívica Radical del Pueblo de Balbín. Alfredo Palacios y su porte de patriarca socialista. Todos los protagonistas del SEP son cómplices de la tragedia a que se llegó. Ellos crearon la violencia. Que yo sepa (y alguna vez hay que reconocerle algo a Sabato) fue Ernesto Sabato el único que denunció las torturas de la Libertadora. Todos los demás fueron cómplices del error demencial de la oligarquía terrateniente, del Ejército, de los grupos financieros que se fueron consolidando con la entrada del Fondo Monetario Internacional y la Iglesia. Básicamente los sectores que el tosco, torpe, pero sincero Roulet (dirigente agrario) señaló como los baluartes que en la Escuela le dijeron habían hecho el país. “Mi maestra me dijo que el país lo hicieron la Iglesia, el Ejército y el campo.” ¡Claro que sí! Eso se dice en la Escuela. Esa es la educación argentina. Eso se nos ha enseñado autoritariamente a todos. Una doctrina que atribuye la creación del “maravilloso” país en que vivimos a sus sectores dominantes. Esa educación –que tan abierta e ingenuamente enuncia el señor Roulet– es el resultado de un hecho de poder. Es la educación de los ganadores de las guerras civiles del siglo XIX. Todos creen que es “nuestra” educación. No lo es. Es la educación que diseñaron las clases altas para educarnos a todos según sus valores. Si La razón de mi vida es un hecho educacional deleznable, no lo es más que la educación impuesta por la oligarquía. ¿Por qué he tenido que leer Juvenilia, el libro de un tipo miserable como Miguel Cané que era un racista y que redactó la Ley de Residencia (para terror de los inmigrantes) a la que llamó “deliciosa ley de expulsión”? ¿Dónde estaría hoy Miguel Cané? Estaría en alguna de esas radios repulsivas que hablan del peligro de los inmigrantes, a los que llaman bolitas, brasucas, chilotes, yoruguas. Cané no es mejor que el señor Hadad y su equipo de xenófobos. Era, desde luego, un xenófobo. ¿Por qué tuvimos que leer ese libro? Porque narraba la educación de los jóvenes de las clases altas en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Hasta los chicos de las provincias más empobrecidas tuvieron que enterarse de cómo se habían educado los señoritos de Buenos Aires, los que formarían la Generación del ’80, “la que hizo el país”.

Desalojo

viernes, 12 de noviembre de 2010 · 0 comentarios

 
 
Más de 70 personas cortan (cortaban, diría. Este es un reposteo del blog de Walter Besuzzo) en este momento el Camino Negro a la altura de Tribunales en reclamo de Justicia ya que fueron estafadas por la misma persona que hoy solicitó el desalojo de sus viviendas de más de 6 años de antiguedad en el barrio de Santa Catalina. 
(Blog Lomas Nuevo o Lomas Viejo) - En un trámite demasiado acelerado la Justicia se hizo cargo del reclamo propiciando el desalojo sin ningún tipo de evaluación sobre los supuestos usurpadores entre los que se cuentan niños ,embarazadas y ancianos.
Los Jueces de Cámara Castelli, Bravo y Rodriguez, y el Juez de Garantías Hrym están distrayendo su atención sobre estas familias permitiendo que la estafa continúe.
El reclamo de Justicia para los desalojados es avalado por el Consulado Paraguayo en Argentina, la CTA de Lomas de Zamora y el Diputado Fernado Chino Navarro.
Para mayor informacion comunicarse con Pedro Ponce, Secretario General de CTA Lomas de ZAMORA 1554858359 / Walter Besuzzo, Secretario PRENSA 1540254663

¿Te acordás Magdalena?

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Por Dante López Foresi (el "Bepi")



(Diario EL VIGÍA) - Marzo de 1978. Quien escribe estas líneas tenía 14 años. El 14 de Junio cumplirá 15. Las puertas de este oficio maravilloso se abren por primera vez.

El noticiero televisivo más visto era el de Canal 11. Aún no se llamaba Telefé. Era el Canal de "Leoncio" ¿te acordás Magdalena?

El Gerente de Noticias era Mario Gavilán, quien años más tarde crearía los éxitos de Crónica TV y América 2, entre otros. Imposible caer en mejores manos para aprender el oficio.

Pero no había "cupos" para "contratar al pibe". Los compañeros del noticiero hacían una "vaquita" todos los meses para pagarle al "bepi", como lo llamaba el queridísimo Oso Martínez.

"¿Y cuál es mi función? ¿De qué trabajo?", le preguntó el "bepi" al gerente. Gavilán se movió en su sillón y aspiró ese tic tan característico que tenía, que lo hacía parecer un boxeador: "Sos aspirante a redacción y ayudante de camarógrafo de exteriores".

El "bepi" se fue orgulloso. Se hizo la primera reunión de producción del primer día de trabajo del "bepi". Participaban todos. Cronistas, conductores, camarógrafos, columnistas (Bernardo Neustadt y...Magdalena)..y el bepi. Sentadito al lado de Gavilán, con su bolsito con el guardapolvos y las carpetas del "cole" en la falda.

"¿¿500 pesos un huevo de Pascuas??", preguntó el "bepi" al ver la tapa del diario ¿¿Qué dijo pibe??- preguntó Gavilán con su voz estridente. El "bepi" se estremeció. El sudor frío no sólo se sentía, sino que se veía. Todos dejaron de repasar los diarios para mirar la situación: "Nada...que me parece muy caro para una familia un Huevo de Pascuas por 500 pesos", dijo el "bepi" con voz casi inaudible por el espanto.

"Olga (por Olga O`Farrell), andá con Paloma (camarógrafo "Paloma" Gonella) a esa panadería a hacer la nota...ah...llevate al pibe", ordenó Gavilán.

Me sentí en la gloria. Mi primera "propuesta" se había convertido en una de las notas del Noticiero del mediodía. Al regresar a la redacción del subsuelo del canal en Pavón 2444 tuve mi segunda misión. Debía ordenar los papeles y la grilla de noticias para conductores, productores, asistentes de piso y...columnistas ¿Te acordás Magdalena?

No había ni siquiera fax. Ni se conocía la palabra Internet. Todo a mano y pulmón. El "bepi" estaba feliz. La orden fue clara: 5 minutos antes de entrar al estudio, todos debían tener su libreto con grilla en sus manos. Y el responsable era...el "bepi".

Había que buscarlos. Neustadt llegaba sobre la hora de su programa en Radio Belgrano. El pibe le entregó los papeles en mano. Ya se los había entregado a todos ¿Y Magdalena? El pibe, desesperado, venció su temor reverencial y encaró al Gerente Mario Gavilán: "Perdón señor..pero no encuentro a Magdalena".

"Ah..si..me olvidé de decirte. Ella llega sobre la hora. Lleváselos al primer piso subiendo por la escalerita que está al lado de maquillaje...¡¡Andá que faltan 3 minutos !!", bramó Gavilán.

Al pibe no se le veían las piernas. Subió los dos pisos desde el segundo subsuelo y corrió hacia la zona de maquillaje. Vio la escalerita y subió los escalones de a tres. Había una puerta con una placa que decía: "Coronel Martelotte-Interventor".

El pibe golpeó, y su ansiedad no le permitió esperar más. Allí estaba el militar con...Magdalena, quien llevaba consigo una libreta y una lapicera con apuntes. Le entregué su grilla y ni siquiera me miró. Pero el "bepi" había cumplido con su misión.

El pibe siempre supo donde encontrar a Magdalena durante todo 1978, 5 minutos antes de comenzar el noticiero. En esa oficina, subiendo las escaleras que estaban al lado de la sala de maquillaje ¿Te acordás Magdalena?

Para los que siempre miran para afuera

miércoles, 10 de noviembre de 2010 · 0 comentarios


La semana pasada Patricia Bullrich decía por twitter, que Brasil avanzó a pasos agigantados en estos últimos 40 años. No es una opinión en el aire. Cuando se refieren o miran para afuera y tratan de destacar algo de otros países, no hacen otra cosa que criticar a la Argentina indirecta o cobardemente diríamos. Y en el caso de un avance tan notorio, como para que La Pato lo note, yo me pregunto por qué ese avance no ocurrió en nuestro país. Y me viene a la memoria más próxima el recorte del 13%, el achique del gasto publico, que La Pato defendía y defiende,  del gobierno de De La Rua. Yo digo ¿llevar a cabo dicha desición política, es un avance o un retroceso? porque sino, para seguir debatiendo, evidentemente vamos a tener que poner un diccionario común arriba de la mesa. 
Me gustaría ahora, saber que opinión tiene, de que Brasil estimule una nueva ley de medios para sí, que tendrá aspectos de la nueva ley de medios de nuestro país. 
¿Eh, Pato, avanza o retrocede Brasil con esto?
¿O hacemos como siempre, mirar lo que nos conviene, o simplente inventar lo que miramos?


Fuente: Tiempo Argentino.



Brasil planea una ley de medios para estimular la participación ciudadana Publicado el 10 de Noviembre de 2010

 
 
Recogerá aspectos de la nueva legislación sobre radiodifusión de la Argentina, y de la normativa contra el racismo y la discriminación aprobada en Bolivia. La idea es impedir que rija solamente la ley del mercado.

El gobierno de Brasil empezó a elaborar un proyecto de ley de medios que estimulará la participación de los ciudadanos en la comunicación e impedirá que rija solamente la ley del mercado. La norma –que el ministro de Comunicación Social, Franklin Martins, espera que sea aprobada en 2011, durante el primer año de gobierno de la presidenta electa, Dilma Rousseff– recoge aspectos de la nueva ley argentina sobre medios (en cuanto a la producción de contenidos y la adjudicación del espacio radioeléctrico) y por la normativa contra la discriminación y el racismo aprobada el mes pasado en Bolivia (severos castigos para quienes divulguen prácticas o manifestaciones en tal sentido).

“Durante 200 años, el público fue pasivo, fue considerado como un simple consumidor” de noticias, por eso la futura legislación estimulará la “participación de la ciudadanía con el objetivo de que deje de ser un sujeto pasivo”, afirmó Martins. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva –que el 1º de enero traspasará el gobierno a Rousseff– le había pedido al ministro que redactara un texto en el que quedara establecido un “marco regulador” del sistema de medios. El proyecto será entregado “como un aporte” a la presidenta electa, “que coincide con Lula en que si no hay regulación prima la ley del mercado, la ley del más rico, y eso no es justo”, señaló Martins.

La propuesta que Lula elevará a Dilma incluirá un artículo sobre los contenidos que, al igual que la norma boliviana que rechazan las empresas periodísticas y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), impedirá la apología del racismo y la discriminación racial o sexual, a la vez que estimulará la cultura nacional y el respeto a la lengua portuguesa. Aprovechando la experiencia hecha en la Argentina y elogiada por Lula, antes de ser elevado al Congreso el futuro gobierno “convocará a un amplio debate del proyecto entre los diferentes sectores y se consultará, expresamente, a todos los actores sociales”, dijo el ministro. Como en la Argentina, se promoverá que un parte de los medios audiovisuales sea de propiedad social.

El Ministerio de Comunicación Social hizo un estudio de las leyes de la Argentina y Bolivia y, el mes pasado, Martins visitó varios países europeos para interiorizarse sobre la legislación vigente y el funcionamiento de las cadenas públicas de radio y televisión. Aunque sólo se conocen las líneas generales del proyecto, las empresarias Asociación Nacional de Diarios y Asociación Brasileña de Radio y Televisión acusaron al gobierno de “promover un modelo autoritario” que “establecerá un control” sobre la información. En su ideología racista y discriminatoria, las patronales periodísticas y la SIP “atacan a Bolivia, como atacarán a Brasil”, pero “ignoran la legislación imperante en otros países a los que siempre tomaron como un modelo”, dijo el ministro.

“Ciertos sectores ven fantasmas, no quieren la regulación de los medios porque piensan en pequeño, con mucha mezquindad”, sostuvo Martins. “El mundo está cambiando, Brasil está cambiando y en todos los países democráticos los medios están estrictamente regulados. En los Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, España y otros países existen leyes de regulación de los medios y nadie dice que esos países no sean democráticos.

El amor vence

martes, 9 de noviembre de 2010 · 0 comentarios



Por José Pablo Feinmann


Hizo pintar –en paredes de Mar del Plata, por ejemplo– leyendas de un cinismo memorable: Ganar la paz, decía una. La otra era peor: El amor vence. Galimberti, que lo conocía bien, decía: “Cuando Massera quiere hablar con alguien, lo secuestra”. Desde la picana pensaba llegar al poder absoluto. Tenía pinta y sonrisa como para imaginarse un nuevo Perón. Era un megalómano delirante. Durante el Juicio a las Juntas, desafiante, dijo a la audiencia, a los jueces, a los periodistas, a todos: “A ustedes les queda la crónica, a mí la Historia”. Tenía razón. Por desgracia, Massera pertenece a la historia de nuestro país, a su historia más profunda, a su lógica más perversa. Y más todavía. Pertenece, Massera, al gran Museo de Horrores de la Humanidad. Como el genocidio argentino, del que fue uno de sus más señalados protagonistas.

En Los hundidos y los salvados, Primo Levi marca a los asesinos de este país como imitadores de los criminales alemanes. Dice: “Sus imitadores en Argentina y Chile”. Eso fueron Massera y todos los restantes capitostes de la masacre: imitadores de Himmler, de Goering, de Hess, de Eichmann. Tenía razón Massera esa tarde ante el tribunal que lo juzgaba: no tanto en el primer sentido de su afirmación (“A ustedes les queda la crónica”), pero sí en el segundo: “A mí la Historia”. Sí, le queda la Historia. Ingresó, con pleno derecho, a la historias de las grandes masacres del siglo XX. Y del lado de los masacradores.

Pero hay algo más en el Almirante: a la masacre le añade la crueldad. La ESMA –de la que era jefe absoluto, amo y señor de la vida y de la muerte–- era un campo de concentración y exterminio. Pero, al ser un campo de recabamiento de información, era un campo de torturas. La tortura le fue más esencial a la ESMA que a Auschwitz. El detenido que ingresaba en Auschwitz, el que cruzaba ese portón en que había un cartel que decía El trabajo os hará libres, iba, sin duda, a morir, tarde o temprano habría de morir, pero muchos no fueron torturados, porque Auschwitz no era un centro de acumulación de información. La información, su búsqueda, su urgente necesidad de posesión para atrapar a los otros, a los ligados al detenido antes de que pudieran escapar, era propia de la ESMA. La ESMA era, en primera instancia, un centro de búsqueda de información, es decir, un centro de torturas. Además, la tortura era parte de un esquema prefijado que se proponía quebrar al detenido. Y era tan terrible que muchos, luego de pasar por ella, preferían morir antes que volver. Fue, como Drácula, un empalador. Llenó de cadáveres el Río de la Plata. Gritó (junto a Videla y Agosti y todos los enfervorizados hinchas que desbordaban el estadio de River Plate) los goles de la Selección Argentina, los goles de Kempes, el matador. Con cada gol argentino, más poder para Massera. Más poder para que secuestrara, torturara, violara, prohibiera, le dijera al mundo que éste era el país de las maravillas y que, aquí, se vivía en medio de la alegría y el respeto por los derechos humanos.

Que ahora se muera no sirve para nada. Todos, alguna vez, nos vamos a morir. Massera ya hizo en nuestra historia todo el daño que podía hacer. Lo pidió un pueblo que quería orden y él le dio ese orden. Una de las primeras publicidades televisivas de la Junta decía: Orden, orden, orden, cuando hay orden el país se construye de arriba abajo. En esa búsqueda de orden, siempre exigida por los argentinos, hay que encontrar la explicación de la existencia de monstruos como Massera. Si alguien, hoy, le desea el Infierno, se equivoca. Si Massera va al Infierno lo van a recibir como a un héroe. Al cabo, él es uno de sus creadores. El creador de una de las figuras más perfectas del Infierno, la ESMA. ¿Podríamos entonces desearle el Cielo, ese lugar donde un Dios justo le señalaría sus culpas? Ocurre, sin embargo, que el Cielo y ese Dios justo no existen. ¿Cómo habrían de existir si existió Massera?

Las tres caras de una máquina de guerra

viernes, 5 de noviembre de 2010 · 0 comentarios

Silvia Ribeiro* para La Jornada
 
Un reporte de Jeremy Scahill publicado en The Nation (Blackwater’s Black Ops, 15/9/2010) reveló que el ejército mercenario más grande del mundo, Blackwater (ahora llamado Xe Services) le vendió servicios clandestinos de espionaje a la trasnacional Monsanto. Blackwater cambió de nombre en 2009, luego de hacerse famosa en el mundo por las denuncias sobre sus abusos en Irak, incluidas masacres de civiles. Sigue siendo el mayor contratista privado del Departamento de Estado de Estados Unidos en servicios de seguridad, es decir para practicar el terrorismo de Estado dándole al gobierno la posibilidad de negarlo.
Muchos militares y ex oficiales de la CIA trabajan para Blackwater o alguna de las empresas vinculadas que creó para desviar la atención de su mala fama y generar más lucros vendiendo sus nefastos servicios –que van desde información y espionaje hasta infiltración, cabildeo político y entrenamiento paramilitar– a otros gobiernos, bancos y empresas trasnacionales. Según Scahill los negocios con trasnacionales –como Monsanto, Chevron, y gigantes financieros como Barclays y Deutsche Bank– se canalizan a través de dos empresas que son propiedad de Erik Prince, dueño de Blackwater: Total Intelligence Solutions y Terrorism Research Center. Éstas comparten oficiales y directivos de Blackwater.
Uno de ellos, Cofer Black, conocido por su brutalidad siendo uno de los directores de la CIA, fue quien hizo contacto con Monsanto en 2008 como directivo de Total Intelligence, concertando el contrato con la compañía, para espiar e infiltrar a organizaciones de activistas por los derechos de los animales, contra los transgénicos y otras sucias actividades del gigante biotecnológico.
Contactado por Scahill, el ejecutivo Kevin Wilson de Monsanto se negó a hablar, pero posteriormente confirmó a The Nation que habían contratado a Total Intelligence en 2008 y 2009, según Monsanto solamente para hacer seguimiento de información pública de sus opositores. Dijo además, que Total Intelligence era una entidad totalmente separada de Blackwater.
Sin embargo, Scahill cuenta con copias de los correos electrónicos de Cofer Black posteriores a la reunión con Wilson de Monsanto, donde les explica a otros ex agentes de la CIA, usando sus direcciones electrónicas de Blackwater, que la discusión con Wilson fue que Total Intelligence se convertiría en el brazo de inteligencia de Monsanto, espiando activistas y otras acciones, incluido que nuestra gente se integre legalmente a esos grupos. Monsanto pagó a Total Intelligence 127 mil dólares en 2008 y 105 mil dólares en 2009.
No asombra que una empresa de ciencias de la muerte como Monsanto, que se ha dedicado desde sus orígenes a producir tóxicos y desparramar venenos, desde el Agente Naranja hasta los PCB (policlorobifenilos), agrotóxicos, hormonas y semillas transgénicas, se asocie con otra empresa de matones.
Casi al mismo tiempo que la publicación de este artículo en The Nation, la Vía Campesina denunció la compra de 500 mil acciones de Monsanto, por más de 23 millones de dólares por la Fundación Bill y Melinda Gates, que con esto se terminó de sacar su careta de filantrópica. Otra asociación que no sorprende.
Se trata de un casamiento entre los dos monopolios más brutales de la historia del industrialismo: Bill Gates controla más de 90 por ciento del mercado de programas patentados de computación y Monsanto cerca de 90 por ciento del mercado mundial de semillas transgénicas y la mayoría del mercado global de semillas comerciales. No existen en ningún otro rubro industrial monopolios tan vastos, cuya propia existencia es una negación del cacareado principio de competencia de mercado del capitalismo. Tanto Gates como Monsanto son muy agresivos en la defensa de sus mal habidos monopolios.
Aunque Bill Gates intente decir que la Fundación no está ligada a sus actividades comerciales, todo lo que ésta hace demuestra lo contrario: gran parte de sus donaciones terminan favoreciendo las inversiones comerciales del magnate, además de que en realidad no dona nada, sino que en lugar de pagar impuestos a las arcas públicas, invierte sus ganancias donde le favorezca económicamente, incluida como propaganda de sus supuestas buenas intenciones. Por el contrario, sus donaciones financian proyectos tan destructivos como la geoingeniería o la sustitución de medicinas naturales y comunitarias por medicamentos patentados de alta tecnología en las zonas más pobres del mundo. Qué coincidencia, el ex secretario de Salud Julio Frenk y Ernesto Zedillo son consejeros de la Fundación.
Al igual que Monsanto, Gates se dedica también a tratar de destruir la agricultura campesina en todo el planeta, principalmente a través de la llamada Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA). Ésta funciona como caballo de Troya para despojar a los campesinos africanos pobres de sus semillas tradicionales, sustituyéndolas por semillas de las empresas primero, y finalmente por transgénicos. Para ello, la Fundación contrató en 2006, justamente a Robert Horsch, un director de Monsanto. Ahora Gates, venteando mayores ganancias, se fue directo a la fuente.
Blackwater, Monsanto y Gates son tres caras de la misma figura: la máquina de guerra contra el planeta y la mayoría de la gente que lo habita, sean campesinos y campesinas, indígenas, comunidades locales, gente que quiere compartir información y conocimientos o cualquier otro que no quiera estar en la égida de lucro y destrucción del capitalismo.


*Investigadora del Grupo ETC

Los Nocheros son Gorilas

miércoles, 3 de noviembre de 2010 · 5 comentarios




Faltaría a la verdad si dijera que solía bajar música para mí, sin haber tenido beneficio alguno. (Sería un tremendo bolazo y una hijaputez de mi parte) pues cuando me vi entre las malas, algún que otro cd vendí. Pero bueno eso es pasado ya (sigo mintiendo), sigo sí, descargando lo que me gusta, lo escucho y lo borro del rígido. (ni mi hijo me cree lo que escribo).
Digo esto porque me vinieron ganas de compartir cultura. Después de haber leído la nota que le hicieron a Los Nocheros, recién llegados de su gira por Palma de Mallorca, Madrid y Londres, en la que, el tal "kike" se refiere a la muerte de Néstor cómo si fuera la del perro de mi vecina. Y digo que me vinieron ganas de compartir cultura, porque desde hoy comienzo a regalar la discografía de estos tilingos salteños. A La mierda. Pero che, cuando apenas asomaban eran humildes, ahora son oligarcas del folklore romántico.
"Lo que se haga política y mediáticamente no me interesa..." Digo yo, ¿cómo mierda ustedes hijos de remil putas, promocionan un disco nuevo sin ser mediáticos, y sin usar la política para tratar de conseguir que la gente se los compre? ¿Qué mierda tienen en la cabeza?
Encima se despega de la política como quien no quiere compromisos, y después viene a querer asegurar que Néstor hace mucho que dejó de ser peronista. Para mí que un gorila te diga qué es y que no es Peronismo, tiene la misma importancia que alguien te asegure que número va a salir en la quiniela.
Copio una parte de la nota que le hicieron al "Kike". Desconozco cual era su postura ideológica, antes,  si la tuvo alguna vez, pero el gorilismo que pregona ahora tal vez tenga que ver con compartir muchos momentos con la tilinga de la Fulop, que se reconoce antichavista. Es más ha participado en manifestaciónes junto a su marido, en contra de Chaves en su país natal. Creo que viene de ahí ese gorilismo de Kike.
 

–¿Cómo vivieron la muerte de Néstor Kirchner? ¿Lo charlaron?
No, estamos descansando. La verdad es que me da pena la familia, lo que se haga política o mediáticamente no me interesa y no creo que tenga que hacerse tanta cosa. Pero eso sería meterme en política. Creo que quieren resaltar a una persona que es importante en el plano político, estando vivo era el eje central de un partido político que se estaba definiendo, pero para mí hace mucho dejó de ser peronista. No soy amigo ni conozco a la presidenta, pero ella tiene que salir a dar la cara, y seguir trabajando, espero que tenga las fuerzas para seguir llevando el país como pueda. 

Fuente: Tiempo Argentino

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