Sarlo tiene la idea fija del malestar absoluto...

sábado, 14 de enero de 2012 · 4 comentarios


A Sarlo le molesta que la Presidenta hable en diminutivo, si hablara en aumentativo estate tranquilo que también le molestaría. Le molesta que Cristina invoque a los espíritus, que intercale parrafadas sobre sus sacrificios y su entereza, pero estate tranquilo que si no invocara y no manifestara su religión, aseguraría que la Presidenta estaría ahí, de mandar a quemar iglesias. Que sus cortos discursos darían la pauta de que no quiesiese comunicarse con sus gobernados.
A Sarlo le da por el culo que la Presidenta se deje colocar la banda presidencial por su hija. Tal vez para apagar su agriada intelectualidad, hubiese estado bueno realizar un reality show con el fin de otorgar a cualquier ciudadano la posibilidad de hacerlo.
A Sarlo le molesta que la Presidenta se emocione a lo grande y que festeje sus propias ocurrencias, pero estate tranquilo que si emocionara a lo chico, sería una falsa, y que si no festejara sus ocurrencias, se estaría preguntando -La Sarlo - ¿para qué emite lo que se le ocurre si ni siquiera ella tiene la voluntad de festejarlas?
Sarlo afirma que los gobernantes democráticos se caracterizan precisamente por todo lo contrario a las cosas que mencionó que le molestan de la Presidenta. ¿Qué nos dice con esto? Simple, lo que Sarlo quiere decir desde el principio en su nota de La Nación: que Cristina es autoritaria y antidemocrática. Justamente la Presidente elegida con más porcentaje a su favor, es antidemocrática, porque su hija le colocó la banda o porque convoca a los espíritus.
A Sarlo le molesta hasta de que se pinte y se arregle, pero estate tranquilo que si no lo hiciese, afirmaría que la Presidenta busca tener una imagen intelectual y agria, y hasta la denunciaría por intento de plagio de su propia Persona.
A Sarlo le molesta que la Presidenta tenga la familia cerca. Le molesta que su hijo no hable y delira viéndolo heredero de una monarquía democrática. Le molesta que la Presidenta disponga de la Casa Rosada, como si fuese su casa o la casa de los presidentes. Le molesta que no mire las mismas películas que ella, que si lo hiciese le molestaría más, porque ahí ella -La Sarlo -se daría cuenta que ella no podría ser nunca Presidenta.
A Sarlo le molesta todo, le molesta Eva, los museos de Eva y que Boudou no sea Cobos.
A Sarlo le molesta hasta pronunciar viejos refranes, y entonces viene y los deforma. Ah, porque ella es así, tiene la idea fija del malestar absoluto...

Lógica privada

viernes, 13 de enero de 2012 · 0 comentarios

Robado y pegado del Blog de sztajnszrajber

Tal vez toda esta nota puede reducirse a discutir la siguiente idea de Platón: para gobernar a los otros, primero hay que poder gobernarse a uno mismo. Platón supone una homología entre el alma y la polis: un ser humano y una ciudad-estado en el fondo se manejan con una misma lógica donde una racionalidad central debe regir por sobre el resto de nuestras funciones. Claro que la propuesta aristocrática platónica nos puede hacer mucho ruido, pero no deja de ser un buen dispositivo crítico para repensar el rol de un gobernante.
¿Qué es gobernarse a sí mismo? En Platón es anteponer el ejercicio de nuestro pensamiento a las otras partes del alma, por ejemplo a la irascible o a la hedonista. Un hombre justo es entendido como aquel donde la razón garantiza que cada parte del alma cumpla con su rol. Por ello, un hombre dominado por la búsqueda de placer o de riquezas o de la fama resulta un ser injusto. ¿Pero sucede lo mismo en las sociedades? Para Platón, debería. Al gobernante se le exige ser la razón de Estado y por ello amalgamar los diferentes intereses bajo una racionalidad pública común.
Un gobernante no debería tener ningún otro propósito que alcanzar una sociedad justa. Pero en general la función de gobierno se corrompe cuando el modelo del que gobierna no es el fin público sino el interés privado. Y a veces, aun concediendo que haya una vocación de gobierno, está claro que alguien que entiende la función ejecutiva a partir del modelo empresarial va a entender el bien común como entiende el bien privado. Es como si pensáramos que una persona justa es aquella que en vez de estar dominada por su razón, lo está por su deseo de lucro. Todo lo que haga va a estar condicionada por este objetivo. Con la función pública pasaría lo mismo: se piensa al Estado como una empresa y se actúa en consecuencia.
Para gobernar hay que poder gobernarse a uno mismo, pero la cuestión es ¿cómo me gobierno a mí mismo? Si en mi vida privada los aspectos mercantiles rigen la totalidad de mi ser, ¿no estaré luego mercantilizando la vida pública? Si en mi vida privada construyo una moral del egoísmo, la lujuria elitista y el hiperconsumo para pocos, ¿cuáles serán mis principios de justicia social? Se podría incluso abrir el debate y plantear la inversa de la filosofía platónica: no importa cómo me gobierno, sino como gobierno a los otros. Es un argumento posible. De hecho toda la modernidad política se erigió en la separación entre lo público y lo privado. Por eso, lo importante es enfocar la discusión a los modelos de eficiencia y gestión: ¿qué sucede cuando la racionalidad pública es cooptada por la racionalidad empresarial? ¿Qué sucede cuando se piensa la cosa pública desde la lógica privada? Podría darse el caso de gobernantes que asistan a boliches donde haya trata de mujeres, pero que emprendan políticas públicas en contra de este flagelo. Podría, pero mientras la racionalidad empresarial siga rigiendo la vida pública, la trata de mujeres -como toda actividad que se aproveche de la exclusión social-, continuará creciendo.

Publicada en Diario Z el 13/01/12

Nosotros los jueces...

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San Pedro, enero del 2012. Un pibe mata a otro sin mediar palabras. Un medio pide a través de una Red Social, la opinión de todos y las posibles soluciones. ¿El resultado? Una vorágine de sentencias más irracionales que la determinación del joven de apretar el gatillo.
Algunas de las mismas:

“¿Hasta cuándo vamos a vivir así… hay que juntarlos a todos y ponerles una bombaaaa."

Bueno, he aquí a alguien más peligroso que la persona que disparó. ¿Cómo va a hacer para juntarlos a todos? ¿Quiénes son todos, o sea quién cumple el perfil del grupo “todos”? ¿Tiene acceso a fabricaciones militares para conseguir una bomba? ¿Sabe de construcciones caseras de explosivos?

“Yo pensaba lo mismo! Hagan –siempre mandando, o sea ni se compromete ni para llevar a cabo su propia idea- un festival de cumbia villera y cuando estén todos a dentro, ponerles una súper bomba…"

He aquí el típico discriminador que prejuzga a los demás a partir, no de su superación intelectual, sino a partir de una creencia, la suya, de pertenecer a una casta superior. Si prestan atención a como comienza el comentario, van a notar que si se juntara con el primero, si existiera esa puta casualidad, y tuvieran la posibilidad… dinamitarían toda la ciudad…

“Mejor, una lacra menos.”

Bueno aquí, tenemos al que le importa tres huevos todo, y sin embargo quiere dar su opinión, de la que le importa un comino si su opinión tiene o no fundamento. Es como: “Bueno opino, pero no voy a opinar mucho…”

“San Pedro es muy chico para que anden asesinos así… ¿realmente que es lo que esperan? Es muy triste volver a visitar a tu familia y preguntar que se cuenta, y te respondan: -Nada, lo mismo de siempre, Uno se peleó con otro, sacó un arma y lo mató… Hubo tres ahorcados esta semana… y robaron como a 47 personas los motochorros… Activemos jóvenes ¿qué ganas de volver voy a tener cuando termine mi carrera?"

He aquí a alguien que nos dice que hay que esperar a que la ciudad sea más grande, para que los asesinos anden así… ¿Así cómo? Así, así… del verbo “andar así”. Y nos pregunta qué estamos esperando, o sea como si ella, ni siquiera, tuviera que ver con la búsqueda de una solución. Hace un popurrí de gustos de lectura, en el que se nota su preferencia por la sección policial de los diarios, que incluye ahorcados y todo. Y nos pide activar no sé qué, pero activar, porque ¿qué va a hacer de ella cuando venga de estudiar? ¿eh? ¿eh? No es la pregunta, ¿qué va a hacer de la gente que no puede ni siquiera ir a estudiar? Si no, ¿Qué va a hacer de ella? ¿eh, eh? ¿Hey están ahí? ¿Siguen leyendo?

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