Ricardo Arriagada
En el 2011 nos pueden ganar pero no nos van a llevar puestos.
No le van a ganar al museo de cera del 83 ni al partidito liberal del 99.
Van a tener que ganarle al Movimiento Nacional.
A la Peronósfera, a la CGT, a los Putos Peronistas, a la parte de CTA que banca el proyecto, a los muchachos de las Crisfields, a los militantes barriales, a los organismos de DDHH, a los del Movimiento Peronista Bloguero, a los de Bloggers en Acción.
A los beneficiarios de todo lo ocurrido desde el 2003.
A los pibes, a los viejos.
Van a venir por nosotros con todo lo que tienen pero nos van a encontrar organizados y en la calle.
Nos van a encontrar alegres, como siempre, pero con los dientes apretados.
No les vamos a regalar lo conseguido.
No vamos a volver atrás así nomás.
No vamos a olvidar ni un solo minuto del pasado pero no les vamos a entregar ni un poquito del futuro. Por lo menos no fácilmente, por lo menos no sin pelear.
En el 2011 –es decir, a la vuelta de la esquina– van a querer reconstruir la republiqueta de las cien familias, la naturaleza del viejo régimen, el orden conservador.
Pero están en problemas: los morochos empezaron a recuperar la calle y les va a costar mucho mandarlos de vuelta a casa.
Van a venir por nosotros y nos van a encontrar con un bombo en la mano y la sonrisa de Evita en los ojos. A todos. A los millones que somos.
A los más viejos, todavía puteando a Rojas y Aramburu. (Fernando Abal Medina, presente)
A los que zafaron de la picadora de carne.
A los pibes que rajan del paco y la policía como nosotros rajábamos de la policía.
No nos vamos a mover un paso.
Nos pueden ganar pero deberán saber que no pueden derrotarnos.
Porque no se puede derrotar a lo más bello y doloroso que esta tierra ha dado o mejor dicho no se puede derrotar a la belleza y al dolor cuando han salido a ocupar la ciudad.
Seguirán mintiendo, traicionando, impostando la voz y poniendo cara de republicanos.
Usarán a la prensa como amplificador y al Departamento de Estado como garante final.
Insistirán en sacar pequeñas ventajas de sus pequeños propósitos y a veces lograrán algo pero todos sus logros serán avances de segundo
orden frente a lo indetenible, frente a lo que no tan discretamente ni tan en voz muy baja llaman “esos negros de mierda”.
Van a venir por nosotros porque no pueden confiar en la muchacha, ni en el peoncito ni en el limpiavidrios. Los que antes pedían una moneda ahora quieren sueldo, los que heredaban la ropa que le iba quedando chica a los niños de la casa pretenden aportes jubilatorios.
Nos pueden ganar si nos equivocamos, si no entendemos, si llegamos tarde.
Pero aun así somos mejores que ellos y sus alcahuetes de izquierda y derecha.
Y lo saben.
Vamos, compañeros.
Tomémonos del brazo, miremos adelante.
Es tiempo de pelear por la vieja patria nuestra que nos hace un nudo en la garganta cuando cantamos la última estrofa del himno.
En la calle, en la escuela, en la plaza.
Como antes, como siempre.
No le van a ganar al museo de cera del 83 ni al partidito liberal del 99.
Van a tener que ganarle al Movimiento Nacional.
A la Peronósfera, a la CGT, a los Putos Peronistas, a la parte de CTA que banca el proyecto, a los muchachos de las Crisfields, a los militantes barriales, a los organismos de DDHH, a los del Movimiento Peronista Bloguero, a los de Bloggers en Acción.
A los beneficiarios de todo lo ocurrido desde el 2003.
A los pibes, a los viejos.
Van a venir por nosotros con todo lo que tienen pero nos van a encontrar organizados y en la calle.
Nos van a encontrar alegres, como siempre, pero con los dientes apretados.
No les vamos a regalar lo conseguido.
No vamos a volver atrás así nomás.
No vamos a olvidar ni un solo minuto del pasado pero no les vamos a entregar ni un poquito del futuro. Por lo menos no fácilmente, por lo menos no sin pelear.
En el 2011 –es decir, a la vuelta de la esquina– van a querer reconstruir la republiqueta de las cien familias, la naturaleza del viejo régimen, el orden conservador.
Pero están en problemas: los morochos empezaron a recuperar la calle y les va a costar mucho mandarlos de vuelta a casa.
Van a venir por nosotros y nos van a encontrar con un bombo en la mano y la sonrisa de Evita en los ojos. A todos. A los millones que somos.
A los más viejos, todavía puteando a Rojas y Aramburu. (Fernando Abal Medina, presente)
A los que zafaron de la picadora de carne.
A los pibes que rajan del paco y la policía como nosotros rajábamos de la policía.
No nos vamos a mover un paso.
Nos pueden ganar pero deberán saber que no pueden derrotarnos.
Porque no se puede derrotar a lo más bello y doloroso que esta tierra ha dado o mejor dicho no se puede derrotar a la belleza y al dolor cuando han salido a ocupar la ciudad.
Seguirán mintiendo, traicionando, impostando la voz y poniendo cara de republicanos.
Usarán a la prensa como amplificador y al Departamento de Estado como garante final.
Insistirán en sacar pequeñas ventajas de sus pequeños propósitos y a veces lograrán algo pero todos sus logros serán avances de segundo
orden frente a lo indetenible, frente a lo que no tan discretamente ni tan en voz muy baja llaman “esos negros de mierda”.
Van a venir por nosotros porque no pueden confiar en la muchacha, ni en el peoncito ni en el limpiavidrios. Los que antes pedían una moneda ahora quieren sueldo, los que heredaban la ropa que le iba quedando chica a los niños de la casa pretenden aportes jubilatorios.
Nos pueden ganar si nos equivocamos, si no entendemos, si llegamos tarde.
Pero aun así somos mejores que ellos y sus alcahuetes de izquierda y derecha.
Y lo saben.
Vamos, compañeros.
Tomémonos del brazo, miremos adelante.
Es tiempo de pelear por la vieja patria nuestra que nos hace un nudo en la garganta cuando cantamos la última estrofa del himno.
En la calle, en la escuela, en la plaza.
Como antes, como siempre.
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