La iglesia y los transgénicos

jueves, 3 de marzo de 2011 ·



Coincidiendo con la aparición de la nueva Guía Roja y verde de los Alimentos transgénicos 2010, la celebración de la Semana Estatal de Lucha Contra los Transgénicos y la gran manifestación contra los transgénicos que se realizará el próximo 17 de abril frente al Ministerio de Asuntos Exteriores, la Fundación Antama da a conocer un curioso documento en el que la iglesia católica defiende el uso de los alimentos transgénicos.
Da la impresión de que se pretenda apelar a la fe de los creyentes para que acepten la modificación genética de los alimentos, mostrando el beneplácito de la Iglesia se intenta ganar aceptación de los alimentos transgénicos. El documento de la Fundación Antama (Fundación para la Aplicación de Nuevas Tecnologías en la Agricultura, el Medio Ambiente y la Alimentación), es una recopilación de referencias obtenidas a través de declaraciones de los miembros de la iglesia y de los documentos oficiales emitidos por el Vaticano, cuyas conclusiones muestran que la iglesia católica defiende el uso de los alimentos transgénicos.

Evidentemente, esto no es una novedad para nosotros, recordemos el post El vaticano apuesta por los alimentos transgénicos, en él podíamos conocer una reunión celebrada el año pasado entre los miembros de la Academia Científica del Vaticano y científicos de todo el mundo con el propósito de desarrollar una campaña de apoyo a los alimentos modificados genéticamente. La finalidad era mostrar las bondades de estos alimentos y su utilidad para hacer frente al cambio climático o al hambre y la pobreza que se sufre en los países en vías de desarrollo.
El caso es que el documento se presenta argumentando que la iglesia ofrece su criterio buscando el bien común, posicionándose claramente y de forma abierta a favor de los alimentos transgénicos como la alternativa más fiable y efectiva para acabar con la inseguridad alimentaria. Se citan además unas palabras del Papa Juan Pablo II de 1982 indicando que la biotecnología es “un precioso instrumento en la solución de graves problemas como el hambre, produciendo variedades de plantas más avanzadas y resistentes, además de crear medicamentos más efectivos”. Evidentemente la situación de los transgénicos hace 30 años no era la actual, tampoco se disponía de los conocimientos y estudios que hoy se poseen, por lo que estas palabras no tienen mucha validez.
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, la biotecnología es una herramienta eficaz y beneficiosa, pero dependerá de quién la manipule para que se convierta en un peligro para la biodiversidad o los seres humanos. Recordemos que empresas como Monsanto sólo se preocupan por rentabilizar las producciones agroalimentarias y dejan en segundo lugar valores que sí son de gran interés para la humanidad, será cuestión de citar un caso de desarrollo biotecnológico de interés como el maíz transgénico vitamínico desarrollado por la Universidad de Lleida (Catalunya).
La iglesia asegura que no se pueden ignorar los beneficios de las nuevas prácticas agrícolas innovadoras, indicando que las mejoras genéticas impulsan el progreso, parece evidente que están a favor de la nueva revolución verde transgénica, teniendo en cuenta las consecuencias de la primera revolución verde, adoptar el principio de precaución sería lo más recomendable, al menos hasta que se realicen estudios más exhaustivos y se permita el acceso a la información sobre las investigaciones que las empresas biotecnológicas ocultan argumentando la protección de datos.
También se pronuncia el Papa Benedicto XVI indicando que hay que promover el desarrollo agrícola en los países pobres, utilizando la tecnología agrícola con la que se mejora el uso de los recursos económicos, humanos y sociales, garantizando a largo plazo su sostenibilidad. Pero ahora viene lo mejor del documento, citamos textualmente “La Iglesia Católica tradicionalmente ha favorecido los conocimientos científicos y las aplicaciones de las tecnologías que generan desarrollo y progreso”, si algo ha caracterizado a la iglesia, ha sido una actitud totalmente contraria y conservadora. Su cambio de postura ha sido forzado por los nuevos tiempos y por el mayor conocimiento adquirido por los seres humanos, aunque esto es una cuestión de opiniones.
Monseñor Giampaolo Crepaldi, arzobispo de Trieste y Presidente del Observatorio Internacional Cardinale Van Thuân, declara al respecto “La Biotecnología no debe ser glorificada ni satanizada. Hablamos de tecnología y, como consecuencia, pese a la bondad de la Biotecnología, puede ser utilizada de forma incorrecta, por ello es necesario que, como en cualquier actividad humana, incluida la economía o la política, sea guiada por la moral”
Precisamente Monsanto no goza de mucha moralidad y tampoco respeta las decisiones que adopten los países sobre sus productos, intentan introducirlos por la fuerza. Recordemos que el riesgo de los alimentos transgénicos son los efectos impredecibles y desconocidos que pueden encerrar, la iglesia tiene derecho a mostrar su opinión pero no a utilizarla para convencer a sus fieles, que cada uno valore y juzgue en base a la información que pueda recabar, recomendamos al respecto ver el documental Alimentos transgénicos, dos posturas.
La iglesia considera “inaceptable que sus decisiones, a nivel nacional o internacional, estén dictadas por presiones procedentes de intereses particulares. Las autoridades públicas deben favorecer una correcta información de la opinión pública y saber tomar las decisiones más convenientes para el bien común.” Precisamente ocurre todo lo contrario, la información brilla por su ausencia y se intenta forzar la aceptación de los alimentos transgénicos. Léase por ejemplo el post Francia mantiene la prohibición sobre el maíz transgénico y cómo la Comunidad Europea pretendía obligar al país a levantar la prohibición de cultivo que pesa sobre el maíz transgénico Mon 810.


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