Recuerdo en el 2008 cuando los agrogarcas llevaban a cabo el famoso y supuesto paro, que en el fondo no era otra cosa que el comienzo de una serie de intentos de derrocamiento, que el gobierno nacional debería sortear, uno miraba para todos lados y veía sumarse a todos a esa nueva moda que surgía, la de ser anti K.
Veíamos como la ola destituyente sumaba y sumaba acólitos. Un burraje, en muchos casos, dispuesto a contradecirse con lo que habían votado apenas unos cuatro o cinco meses atrás, mientras dirigentes del peronismo hacían la vista gorda, como si aquello fuera apenas una tormenta pasajera.
Por aquel entonces éramos unos pocos que en cada pequeña reunión, realizábamos la defensa del gobierno. Había quienes ni siquiera trataban de debatir, y se retiraban mirándonos como si fuéramos loquitos que estábamos contra la corriente, contra la nueva moda. Los que se quedaban lo hacían con la intención de blanquear su odio contra lo popular, contra lo distributivo, pero pasaba lo de siempre, no tenían más fundamento que el odio mismo para defender su posición.
Esto nos significó algunos problemas con quienes nos empleaban, gente muy propensa a pensar con la billetera y a hablar de todo basándose en la utilidad. Supuestos empresarios que rápidamente habían olvidado la situación en la que se encontraban antes del 2003, y que no adjudicarían jamás su crecimiento económico a las políticas llevadas a cabo por el gobierno. Menos si ese gobierno no es del palo.
Mi viejo afirma que esta actitud del empresariado sampedrino no es sorpresiva, muchos descienden de esos chacareros que fueron beneficiados con la reforma agraria de Perón, y sin embargo en el 55 festejaron la caída. Son hijos de un gorilaje recalcitrante. ¿Qué es lo que esperabas? Me pregunta.
Es como si hubiésemos dado soga, mucha soga, dejamos que mucha gente terminara hablando como si fueran periodistas. Repetían lo que otros repetían hasta el cansancio, y a mitad del 2009 nos dimos cuenta cuanto habíamos cedido.
Pero volviendo al surgimiento de la defensa, no hay que olvidarse de los blogs que florecieron, con el fin de hacer escuchar la otra campana. Muchos, los más leídos, lo hicieron al momento en que se gestaba la mentira del campo, como contraposición a lo que los medios fomentaban. Algo así como un antídoto contra el resurgimiento del virus de la zoncera.
Pero faltaba algo más para la lucha, algo que pudiera dar pelea a la televisión deformadora, desde la televisión misma, y es ahí donde surge 6, 7, 8. Un programa que reveló, cuan olvidadizos somos y que vulnerables esto nos hace, para que otros medios a base de sus intereses, deformen lo que pensamos y digamos lo que ellos quieren que digamos.
Un dedo en el culo del tilingo cipayo argentino. Y si no, por qué creen que estos artículos salieron en los supuestos grandes medios nacionales, y si no por qué creen que el periodista Sylvestre se caliente como una loca, despotricando contra un programa de canal 7. Si dije bien, canal 7, ese canal que no miraba nadie y ahora mira todo el mundo.
Ahora hablan de que esa defensa le sale un vagón de guita al gobierno. Ellos si pueden ser pagos, cobrar un sueldo, ser genuinos. Ahora quienes defendemos al gobierno debemos hacerlo, en nuestro tiempo libre, no desde nuestro trabajo, porque eso indicaría que recibimos algo del estado. Siempre que hablas bien del gobierno, asegurarán que cobrás un plan trabajar.
Simplemente es el dedo en el culo de la cipayés.
Los artículos: Pasamos por Lucas que debió haber tomado algo, para creer lo que publican el mitómano Clarinete y desconocido Perfil.
Veíamos como la ola destituyente sumaba y sumaba acólitos. Un burraje, en muchos casos, dispuesto a contradecirse con lo que habían votado apenas unos cuatro o cinco meses atrás, mientras dirigentes del peronismo hacían la vista gorda, como si aquello fuera apenas una tormenta pasajera.
Por aquel entonces éramos unos pocos que en cada pequeña reunión, realizábamos la defensa del gobierno. Había quienes ni siquiera trataban de debatir, y se retiraban mirándonos como si fuéramos loquitos que estábamos contra la corriente, contra la nueva moda. Los que se quedaban lo hacían con la intención de blanquear su odio contra lo popular, contra lo distributivo, pero pasaba lo de siempre, no tenían más fundamento que el odio mismo para defender su posición.
Esto nos significó algunos problemas con quienes nos empleaban, gente muy propensa a pensar con la billetera y a hablar de todo basándose en la utilidad. Supuestos empresarios que rápidamente habían olvidado la situación en la que se encontraban antes del 2003, y que no adjudicarían jamás su crecimiento económico a las políticas llevadas a cabo por el gobierno. Menos si ese gobierno no es del palo.
Mi viejo afirma que esta actitud del empresariado sampedrino no es sorpresiva, muchos descienden de esos chacareros que fueron beneficiados con la reforma agraria de Perón, y sin embargo en el 55 festejaron la caída. Son hijos de un gorilaje recalcitrante. ¿Qué es lo que esperabas? Me pregunta.
Es como si hubiésemos dado soga, mucha soga, dejamos que mucha gente terminara hablando como si fueran periodistas. Repetían lo que otros repetían hasta el cansancio, y a mitad del 2009 nos dimos cuenta cuanto habíamos cedido.
Pero volviendo al surgimiento de la defensa, no hay que olvidarse de los blogs que florecieron, con el fin de hacer escuchar la otra campana. Muchos, los más leídos, lo hicieron al momento en que se gestaba la mentira del campo, como contraposición a lo que los medios fomentaban. Algo así como un antídoto contra el resurgimiento del virus de la zoncera.
Pero faltaba algo más para la lucha, algo que pudiera dar pelea a la televisión deformadora, desde la televisión misma, y es ahí donde surge 6, 7, 8. Un programa que reveló, cuan olvidadizos somos y que vulnerables esto nos hace, para que otros medios a base de sus intereses, deformen lo que pensamos y digamos lo que ellos quieren que digamos.
Un dedo en el culo del tilingo cipayo argentino. Y si no, por qué creen que estos artículos salieron en los supuestos grandes medios nacionales, y si no por qué creen que el periodista Sylvestre se caliente como una loca, despotricando contra un programa de canal 7. Si dije bien, canal 7, ese canal que no miraba nadie y ahora mira todo el mundo.
Ahora hablan de que esa defensa le sale un vagón de guita al gobierno. Ellos si pueden ser pagos, cobrar un sueldo, ser genuinos. Ahora quienes defendemos al gobierno debemos hacerlo, en nuestro tiempo libre, no desde nuestro trabajo, porque eso indicaría que recibimos algo del estado. Siempre que hablas bien del gobierno, asegurarán que cobrás un plan trabajar.
Simplemente es el dedo en el culo de la cipayés.
Los artículos: Pasamos por Lucas que debió haber tomado algo, para creer lo que publican el mitómano Clarinete y desconocido Perfil.
1 comentarios:
Tal cual compañero! Esta es nuestra batalla y la empezaron a sentir, por eso ladran. A resistir! Saludos
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