Hace algun tiempo tuve la ocasión de ojear en una biblioteca uno de los libros de Erich Frömm. En seguida me cautivó no sólo por la sencillez, la claridad y el sentido didáctico que le abrió las puertas de grandes cantidades de lectores, sino también por la profundidad de su pensamiento. Al poco tiempo me hice con la mayor parte de sus textos y disfruté enormemente leyéndolos. Hay otros autores que admiro pero no llego a ese grado de similitud entre lo que ellos piensan y lo que yo pienso. Con Frömm no ocurre eso. Se podría decir que me siento muy identificado con buena parte de su trabajo.
Comenzaré hablando de uno de los libros que más me gustan de entre los que ha escrito, aunque realmente no se podría hacer una diferenciación clara por libros ya que todos ellos se acaban entrelazando de alguna forma formando una cosmología coherente. Lo fundamental para poder llegar a algún sitio es tener conciencia de lo que hay que hacer. Si no hay problema no hay solución. Desde aquí se hace casi tan importante encontrar problemas como encontrar soluciones.
Sin ir más lejos tenemos hoy en día el ejemplo de las terapias de tratamiento del alcoholismo que generalmente parten como primera meta en hacer conseguir que el individuo comprenda que tiene un problema con la bebida. Una vez llegado a este primer punto existirán serias posibilidades de recuperación. Por lo que respecta a Frömm él utiliza habitualmente la perspectiva humanista y marxista para enfocar los problemas. El problema parte entonces de lo que llama la “gran promesa”.
La “gran promesa” consiste esencialmente en la ocultación del verdadero camino del desarrollo humano, para reemplazarlo por sustitutivos que generalmente derivan del sistema capitalista. Este fragmento de “Tener o ser” sirve para ilustrar lo dicho: “El progreso industrial, que sustituyó la energía animal y la humana por la energía mecánica y después por la nuclear, y que sustituye la mente humana por la computadora, nos hizo creer que nos encontrábamos a punto de lograr una producción ilimitada y, por consiguiente, un consumo ilimitado; que la técnica nos haría Omnipotentes; que la ciencia nos volvería omniscientes. Estábamos en camino de volvernos dioses, seres supremos que podríamos crear un segundo mundo, usando el mundo natural tan sólo como bloques de construcción para nuestra nueva creación.” Esta “promesa” es un lenguaje subliminal. Un mensaje que lleva implícito mucho de lo que sucede en la sociedad industrial. Nadie se atreve a enunciarlo claramente, aunque casi todos lo piensen. Nos acostumbramos a la satisfacción que nos proporciona la sociedad de consumo y rellenando con esto los huecos de las necesidades humanas anulamos las posibilidades de desarrollo de nuestra propia humanidad.
Siempre me ha hecho gracia una de las tácticas de los informativos que tiene una de las cadenas generalistas de amplia difusión en España. Antena 3. Después de lo que se podrían considerar “noticias de importancia” en el último tercio del informativo (lo que yo llamo “noticias chorras”) suelen sacar cualquier innovación tecnológica que nos va a permitir ser más maravillosos. Muchas de esas innovaciones ni siquiera están al alcance de muchas de las personas que ven los informativos, pero es igual porque proporcionan el efecto placebo de todas formas. Los informativos tienen más audiencia, la gente piensa que el mundo va cada vez a mejor y todos nos quedamos tan contentos. El problema es que esto se puede incluir en lo que se ha citado antes de Frömm. No es más que una forma de engañarse. Rellenar un hueco de las necesidades humanas con algo vacuo, con lo que ahora tenemos dos problemas en vez de uno. El que ya teníamos antes propio de la condición humana y el de quitarnos toda esa porquería que nos proporciona solamente sensación de tranquilidad alejándonos de nuestras necesidades humanas. Para Frömm la “gran promesa” está fracasando. Aquí se le ve la perspectiva optimista que tiene del cambio de la sociedad y que tiene una de sus derivaciones en el sentido didáctico que le ha dado a su trabajo. Según él mismo dice: “La época industrial no ha podido cumplir su Gran Promesa, y cada vez más personas se dan cuenta de lo siguiente:
Una vez reconocido el problema podremos tener algún destino.
Comenzaré hablando de uno de los libros que más me gustan de entre los que ha escrito, aunque realmente no se podría hacer una diferenciación clara por libros ya que todos ellos se acaban entrelazando de alguna forma formando una cosmología coherente. Lo fundamental para poder llegar a algún sitio es tener conciencia de lo que hay que hacer. Si no hay problema no hay solución. Desde aquí se hace casi tan importante encontrar problemas como encontrar soluciones.
Sin ir más lejos tenemos hoy en día el ejemplo de las terapias de tratamiento del alcoholismo que generalmente parten como primera meta en hacer conseguir que el individuo comprenda que tiene un problema con la bebida. Una vez llegado a este primer punto existirán serias posibilidades de recuperación. Por lo que respecta a Frömm él utiliza habitualmente la perspectiva humanista y marxista para enfocar los problemas. El problema parte entonces de lo que llama la “gran promesa”.
La “gran promesa” consiste esencialmente en la ocultación del verdadero camino del desarrollo humano, para reemplazarlo por sustitutivos que generalmente derivan del sistema capitalista. Este fragmento de “Tener o ser” sirve para ilustrar lo dicho: “El progreso industrial, que sustituyó la energía animal y la humana por la energía mecánica y después por la nuclear, y que sustituye la mente humana por la computadora, nos hizo creer que nos encontrábamos a punto de lograr una producción ilimitada y, por consiguiente, un consumo ilimitado; que la técnica nos haría Omnipotentes; que la ciencia nos volvería omniscientes. Estábamos en camino de volvernos dioses, seres supremos que podríamos crear un segundo mundo, usando el mundo natural tan sólo como bloques de construcción para nuestra nueva creación.” Esta “promesa” es un lenguaje subliminal. Un mensaje que lleva implícito mucho de lo que sucede en la sociedad industrial. Nadie se atreve a enunciarlo claramente, aunque casi todos lo piensen. Nos acostumbramos a la satisfacción que nos proporciona la sociedad de consumo y rellenando con esto los huecos de las necesidades humanas anulamos las posibilidades de desarrollo de nuestra propia humanidad.
Siempre me ha hecho gracia una de las tácticas de los informativos que tiene una de las cadenas generalistas de amplia difusión en España. Antena 3. Después de lo que se podrían considerar “noticias de importancia” en el último tercio del informativo (lo que yo llamo “noticias chorras”) suelen sacar cualquier innovación tecnológica que nos va a permitir ser más maravillosos. Muchas de esas innovaciones ni siquiera están al alcance de muchas de las personas que ven los informativos, pero es igual porque proporcionan el efecto placebo de todas formas. Los informativos tienen más audiencia, la gente piensa que el mundo va cada vez a mejor y todos nos quedamos tan contentos. El problema es que esto se puede incluir en lo que se ha citado antes de Frömm. No es más que una forma de engañarse. Rellenar un hueco de las necesidades humanas con algo vacuo, con lo que ahora tenemos dos problemas en vez de uno. El que ya teníamos antes propio de la condición humana y el de quitarnos toda esa porquería que nos proporciona solamente sensación de tranquilidad alejándonos de nuestras necesidades humanas. Para Frömm la “gran promesa” está fracasando. Aquí se le ve la perspectiva optimista que tiene del cambio de la sociedad y que tiene una de sus derivaciones en el sentido didáctico que le ha dado a su trabajo. Según él mismo dice: “La época industrial no ha podido cumplir su Gran Promesa, y cada vez más personas se dan cuenta de lo siguiente:
- La satisfacción ilimitada de los deseos no produce bienestar, no es el camino de la felicidad ni aun del placer máximo.
- El sueño de ser los amos independientes de nuestras vidas terminó cuando empezamos a comprender que todos éramos engranajes de una máquina burocrática, y que nuestros pensamientos, sentimientos y gustos los manipulaban el gobierno, los industriales y los medios de comunicación para las masas que ellos controlan.
- El progreso económico ha seguido limitado a las naciones ricas, y el abismo entre los países ricos y los pobres se agranda.
- El progreso técnico ha creado peligros ecológicos y de guerra nuclear; ambos pueden terminar con la civilización, y quizás con toda la vida.”
Una vez reconocido el problema podremos tener algún destino.
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