...todo parecía posible. El 25 de mayo de 1973 se tomó la casa. El aire de cambio se sentía desde antes. Desde el mismísimo día siguiente al de las elecciones. Cruzábamos con Domingo Bresci el puente de Pacífico, ahí donde Juan B. Justo desemboca en Santa Fe. No sé adónde íbamos. O yo lo llevaba a alguna parte porque estábamos en mi Renault 12. Le hice notar que algún cambio ya se notaba. Domingo se mostró más optimista. "Claro que se nota. Se respira de otra forma. Mirá la gente. Parecen todos más felices." Ahí, en ese cruce de Pacífico, era evidente. La clase media peronista y hasta camporista tenía otra cara. Habían ganado. Habíamos ganado todos. Los malos de la película habían perdido. Se habían terminado siete años de dictadura y la eterna proscripción del peronismo. Una brillante generación de jóvenes se preparaba para gobernar acompañando a un Tío bueno y con el respaldo de un Padre sabio, que aconsejaría, que entregaría su fuerte respaldo. Ni siquiera había empezado el otoño...
Fuente: Un capo
José Pablo Feinmann
Peronismo
Filosofía política de una obstinación argentina
La primavera camporista
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